Hola Verónica. El llanto, para mí es un gran liberador, tan sano como mearse de la risa, aunque algunos piensen lo contrario. Tal vez, no es la solución al miedo, creo que lo único que lo soluciona un poco es la movilidad ya que el miedo es inmvibilidad por naturaleza. Sigue en la travesía de escribir, por favor. con respecto al comentario que hiciste en mi blog quiero decirte lo siguiente: Yo también hice antes de graduarme un taller literario con adolescentes y me fue bien. Me divertí a mares y el resultado fue interesante. Incluso, surgieron cosas que yo no tenía previstas y que siervieron para mi trabajo de tesis. Te recomiendo hacer una buena selección de textos literarios(poesía y cuento), que sean breves y muy dinámicos. Actualmente, estoy planificando, junto con una amiga, una actividad para niños. Consiste en llevar a ellos la magia de la literatura y que le den rienda suelta a su imaginación, que sean libre, que sean ellos mismos. Luego te cuento cómo avanza eso. Saludos. María E.
La luz, que ingresa por la ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta, suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras de la mano de alguien a quien uno ama.
una mujer que mira al sur posee una tristeza en el rostro en miniatura toda ella es una figura raída imposible de precisar nadie sabe qué le duele pero su figura parece dormir un largo sueño una mujer que mira al sur camina hacia un puerto invisible y errante levanta la mano como quien saluda a alguien que se va sola navega las calles con una soledad insufrible una mujer que mira al sur tiene ganas de partir siempre
Extendió la mano y ella acercó la suya, abierta. Sus palmas se tocaron. Midieron sus manos, brazos y piernas. Examinaron sus similitudes y diferencias. Él la llevó a recorrer el jardín. Se sintió útil, responsable. Le mostró el jaguar, el cimpiés, el mapache, la tortuga. Rieron mucho. Retozaron, contemplaron las nubes rodar y cambiar de forma, escucharon la monótona tonada de los árboles, ensayaron palabras para describir lo innombrable. Él se sabía Adán y la sabía Eva. Ella quería saberlo todo.
Comentarios
con respecto al comentario que hiciste en mi blog quiero decirte lo siguiente:
Yo también hice antes de graduarme un taller literario con adolescentes y me fue bien. Me divertí a mares y el resultado fue interesante. Incluso, surgieron cosas que yo no tenía previstas y que siervieron para mi trabajo de tesis.
Te recomiendo hacer una buena selección de textos literarios(poesía y cuento), que sean breves y muy dinámicos.
Actualmente, estoy planificando, junto con una amiga, una actividad para niños. Consiste en llevar a ellos la magia de la literatura y que le den rienda suelta a su imaginación, que sean libre, que sean ellos mismos. Luego te cuento cómo avanza eso.
Saludos.
María E.
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