Entradas

Mostrando entradas de junio, 2010
Imagen
él muerde mis senos y la vulva caliente se abre como flor entre sus manos ruge el deseo como animal que no ha mostrado nunca el rostro brama la lengua por la palabra que anida en el vientre obsceno y fecundo mi cuerpo boca arriba se sonroja y la manzana cae liberada Imagen: "Oevre grave et litho grafie" de Auguste Rodín.

Sólo para vos.

pensar al cuerpo y su dorso desnudo la piel naranja seca y elástica pensar en tus manos grandes como las mías aunque gruesas imagino cómo ellas tocan el libro y abiertas y fuertes lo abrazan porque un libro es un cuerpo en miniatura un bosquejo de sonoridad que agolpa enloquece hasta dejarte rígido mientras tus pies realizan un movimiento rítmico y volátil que tienta al deseo pensar como si ese libro que rozas es este cuerpo el propio.
Para Gabriela Carrión grisácea palabra cubre este miedo estéril busca un nido debajo del hambre y la arena allí no existe más que la dureza de la piedra húmeda y rota quedará precipitarse hacia el oscuro mar peces y pájaros muerden mis labios algo de allí tendrá sabor a verbo
cautelosa refugiada en el offline pido que no miren a este rostro y no pregunten por qué esta boca hoy no ha florecido

Esos regalos enormes y bellos.

Imagen
Morí de amor por este libro. Adriano González León. "De ramas y Secretos"

Los adioses

A veces he ido un poco más allá: he medido la oscuridad sin tiempo con la oscuridad de mi alma, hasta el último muro y hasta el último fondo, y han coincidido, y al fusionarse se ha producido algo que se parece a una chisma, a una revelación, a un reconocimiento instantáneo, muy fugaz, es cierto, pero que es como la promesa de un reencuentro y una unión perdurable con el modelo, invisible por ahora, en un lugar de donde vine y donde algún día haré pie y veré y sabré. Mientras tanto, mientras sondeo la oscuridad entre estas vislumbres de fulgores que me acercan desde la semejanza hasta la imagen, mantengo esta fe y esta esperanza. Aquí todo está hecho para soportar la luz por la sombra que arroja, y su presencia plena sólo se manifiesta en un relámpago, porque no es de este lado. Me aterra el solo pensamiento de intentar asir la iluminación o el conocimiento pleno arrojándome de un salto en una ilusoria claridad sin fondo. Es como pretender mirar de frente lo desconocido desde el centro
Hay días en que el lenguaje muerde esta boca hasta sangrarme. Es como si la noche de pronto fuese un animal que se presenta ante mí para tocarme los labios con sus dientes de tigre, y me invitara a jugar quién de las dos araña mejor su vida. Aprender sobre los placeres nocturnos ocasiona que la noche no quiera soltarme. No he aprendido a manejarme en lo nocturno. Quizás lo salvaje que existe en mí aún permanece encerrado, por eso aún no he podido darle batalla a la oscuridad. La noche es un animal que abre y cierre sus fauces dentro de mi corazón, simplemente para tentarme, invitándome al acecho. Mi mejor escudo es el lenguaje que no deja de decirse fuera y dentro de mí.
Será que ella armada con otro rostro se aventura a hablarme al oído, con esa voz que ya no es la suya, con los brazos agitados como en busca de oxígeno, con el vientre partido de arañar de forma excesiva el papel gris, y con un olor rancio en la memoria, como si un frío gélido hubiese espantado los pájaros de su voz.