La otra
De la mano al espejo sólo existe una sombra ceñida de espanto
el miedo a la otra es tan áspero que a tientas recorro el vidrio
sin embargo me toma de la mano y yo entro temblorosamente
de a ratos nos miramos como arrepentidas ambas del encuentro
su voz proviene de ese lugar al que nunca he vuelto
de la otra me llevo su luz