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Mostrando entradas de noviembre, 2008

ii

No puedo enumerar todas las formas de dolor con las que lidié. Dolores estomacales muy agudos que subían lentamente por el cuerpo hasta explotar en la sangre el factor augurios; dolores del tipo abdominal que arañaban los músculos, para liberarse de la cárcel corporal; dolores llenos de fiebre, encanto y misterio que mordían mi boca con la intención de herirme y dejarme tendida en una cama húmeda. Finalmente tuve los peores dolores: los dolores por no poder hablar. Creo que ese dolor aún lo llevo conmigo, agazapado en la espalda y en la boca.

La poca artista

no tengo que fingir palabras ellas salen disparadas hacia el mundo y se colocan dentro de las bocas que tiemblan me siento autosuficiente por las noches al abrir los libros que más adoro y hurgar ahí, donde la palabra vibra a veces presiento una inseguridad infantil una porción de mí que no doy a nadie siento una incapacidad de sacarme el velo de mostrar la fiera que me vive que me ama, que me exige y transporta. no soy una mera formulación de huesos mi carne existe doy en general más vida que muerte carezco de oscuridad crepuscular y mis ojos son la amplitud de mis palabras la poca artista que hay en mí asume la falta de verbo de palabra extraño contemplar el corazón deshogado y las manos escribiendo a golpes los ruidos del motor del alma. soy una garganta que grita la crueldad del verbo al no existirme al no habitarme en cada pálpito en el latido de mi yo interior esta mujer la casi artista que vive la que sobrevive cae en un esterilidad poética. en una muerte anunciada.
noche que tiemblas en esta boca oscura y a tientas ven cae sobre mí una vez en la vida.

ii

todo paisaje corporal debe concebirse como un centro el amante toma de las manos un cuerpo y lo extiende una llanura límpida y volátil aparece frente a sus ojos y sus dedos son como brasas saltando el crepúsculo todo paisaje corporal posee un lenguaje secreto y sólo el amante podrá sumergirse en la carne para reescribirlo el cuerpo es un centro donde la llama reposa y late al compás del tiempo

El infinito en la palma de la mano

Extendió la mano y ella acercó la suya, abierta. Sus palmas se tocaron. Midieron sus manos, brazos y piernas. Examinaron sus similitudes y diferencias. Él la llevó a recorrer el jardín. Se sintió útil, responsable. Le mostró el jaguar, el cimpiés, el mapache, la tortuga. Rieron mucho. Retozaron, contemplaron las nubes rodar y cambiar de forma, escucharon la monótona tonada de los árboles, ensayaron palabras para describir lo innombrable. Él se sabía Adán y la sabía Eva. Ella quería saberlo todo.

Abra(s)zo

i A la hora de la siesta mi cuerpo me arroja al lecho y me enciende en llamas no digo que mi siesta sea una llanura abrasada pero mi cuerpo se prende logrando que la oscuridad terrestre sea una infamia tampoco digo que la mujer que reposa allí todas las noches no quiera ser arrojada a las violentas llamas por qué no al fin y al cabo está hecha de carne que necesita encenderse A la hora de la siesta mi cuerpo nos arroja hacia un hades inventivo donde ya no valen los augurios ni las promesas sólo el pecho ardiente clamando por el amante la luz del día convierte en máscara a la oscuridad nocturna y el rostro del otro pierde el miedo y se vuelve lumbre yo me enciendo a besos de una manera inhumana.

Juego de palabras

Con la gente de pliegues nos divertimos jugando. Todos arrojamos al aire dos o tres palabras. Luego, cada uno tuvo que crear con todo ese grupo de palabras algún texto de cualquier género. El siguiente poema es el que surgió después de armar y desarmar palabras. yo, mujer sureña, desearía tener la sed del azul para peinarme en espiral y caer en la escalera del gran cascabel de la luna pero no sólo tengo esta sed de pantano esta tetera esta purpurina miscible que hace añil este sur sólo tengo esta bicicleta color limón y esta luna hecha grumo de mandarina .

Las brujas

Les diré la verdad. El poema comenzó siendo un juego. Quería jugar con Hallowen y que mejor que jugar con las brujas. Esto es lo que salió. No se rían, por favor, que esto es cosa seria! Lentamente llegan las brujas en sus escobas los rostros color grisáceo, las piernas alargadas y pálidas y los labios de un color negro intenso llegan con los ojos firmes, llenos de furia y dolor, y con sus cuerpos apenas visible entierran la oscuridad en este pueblo perdido. A las siete de la tarde -antes de que el sol se duerma en el horizonte y las sombras aterricen de un plomazo- hombres y mujeres corren de sus casas y temerosos de que una bruja los hechice les arrojan calderos calientes y les gritan brujas, brujas, brujas La noche comienza a soltar más oscuridad cuánto más brujas, más sombras cuánto más brujas, más risas ahogadas y más cuerpos surgiendo de la niebla Las brujas son pájaros muy solos que vuelan por el cielo A veces, sus cuerpos caen y ruedan por los
Qué hace la lluvia en los cuerpos desnudos, me pregunto. Qué hace la lluvia en mí, hoy, que no hago nada más que mirar llover por una ventana cerrada. Qué hace la lluvia en los cuerpos cerrados, y en aquellos que fueron poseídos por las sombras. Qué hace la lluvia sobre lo oscuro. Qué hace esta agua que sólo cae, cae de a golpes sobre un suelo seco. Hoy es un día del que reniego.