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Mostrando entradas de agosto, 2008
Las sierras, 12 de agosto El cuerpo dormido en silencio tiembla ¿qué produce sus espasmos? toda la oscuridad lo trasciende convirtiéndolo en un temblor secreto oculto y desmedido el aire que transpira este cuerpo lo molerá a besos luego cuando el día lo apague surgirá un nuevo rostro invencible y delator ¿qué habita en el cuerpo que vibra? mi palabra tiembla al unísono de este cuerpo.
Las flores agitan la cabeza, más allá de la ventana, veo pájaros silvestres; e impulsos más silvestres que el más silvestre de los pájaros nacen en mi silvestre corazón. Mis ojos lanzan selváticas miradas y mantengo los labios prietamente cerrados. El pájaro vuela. la flor baila. Pero oigo siempre el sordo sonido de las olas. y la bestia encadenada patea en la playa. Patea y patea. "Las olas" de Virginia Woolf.

Córdoba se desmigaja

Las sierras, 12 de agosto de 2008. El invierno propicia una lectura distinta de los libros, de los rostros, de los días y los objetos que se emancipan en recuerdos y en gestos inalcanzables. Leer al lado de la estufa desata en el cuerpo unas ganas llenas de devorar libros. Todo pasa por contemplar aquello que nos rodea y hacerlo cuerpo. La lectura debe invitarnos a desplegar nuestra palabra en voz alta. La palabra debe latir; debe desplegarse sobre el papel. El cuerpo virgen y vacío espera con ansías de que alguien lo reescriba.

Infancia

Me sumerjo y chapoteo en las destellantes aguas de la infancia. Tiembla el sutil velo que la cubre. Pero la bestia encadenada patea y patea en la playa. Virginia Woolf. "Las Olas"

La noche es un cuerpo

la noche ese cuerpo oscuro ha arrimado su boca a esta otra geografía ha colocado su vértice mirando al sur y mi palabra contenida y sola apenas respira. la noche ese cántaro oscuro ha atravesado mi bosque mi cópula sedienta mi verbo marítimo mi opulento miedo al abandono y ha hecho un sinfin de palabras toda mi noche está construida por las voces más duras más repletas de osadía más infames de este mundo su cuerpo reposa como una flor en la mano de su amante a diario lo reviso lo toco lo acaricio intentando aprender su gran rostro la noche ese cuerpo incendiado se ha revelado contra de mí ha escrito sobre mi rostro la palabra más oscura.

Incendios

prender fuegos no significa encender una mecha y dejarla volar un incendio crece en el interior del cuerpo y al mirarse al espejo y reconocerse se apaga de tanto ardor un incendio se proyecta sólo en el cuerpo deseado.

Sequía

Para no estar en sequía hundo el cuerpo sobre el agua lo dejo reposar tranquilamente de a ratos lo sacudo para explorar sus cuencos para escuchar sus latidos bajo del agua Para no poseer tanta sequía humedezco mi palabra la escucho respirar silentamente mientras la cáscara del antiguo miedo va tornándose más luminosa más afable ante mis ojos El río del cuerpo va hacia un abismo el cauce es un camino polvoriento por donde me es difícil transitar. La sequía de mi boca escribe y espera. La humedad sólo es corporal