Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2011
Ingresar a ese centro que duele tanto y buscar la cáscara, la cicatriz; porque debajo de esa carne algo golpea duramente. Entrar sin permiso y arrancar con fiereza la amargura. Decir basta a esta mudez que no nos deja vivir. Para aliviar un poco al cuerpo busco en la alacena un té de "galleta y jenjibre" y lo saboreo en silencio, hasta sentir que los dedos dejan marcas en las asas. El té cura, o al menos me calienta. Me sobrepongo un instante y empiezo a decir cosas en voz alta, como si yo misma necesitara escucharlas una vez más, para que por fin se cumplan y los caminos se abran otra vez. Transitar por una nueva niebla, pero no por eso temer a esa gris oscuridad que no me deja ver la realidad. Cruzar el laberinto, si acaso el laberinto es el verdadero camino al encuentro. Olga Orozco tiene unos versos justos para este sentimiento: "Escarba, escarba en donde más duela en tu corazón. Es necesario estar como si no estuvieras." Siempre ella tan exacta. Esto llega lueg
¿dónde comienza la libertad del que adora y muerde la piel? dos acciones esencialmente eróticas van de esas manos al cuerpo suben y bajan los dedos a mis nalgas evaporándose invisible atmósfera donde el deseo hinca sus dientes y reclama hambre siempre de esa boca mientras el grito llega acaudalado morder y adorar signos que rasguñan la profundidad donde sólo los amantes se enmarañan ¿dónde comienza la libertad del que cabalga dulcemente sobre el vientre de ese otro? al oído siempre se escucha una plegaria finita atadura donde los dedos se entrelazan comedidos
Ese instante de abrir el blog y leer la última entrada y sentir el deseo enorme de borrarla. Y entonces las manos, presurosas, editan el archivo y desaparecen cualquier evidencia de aquello que es basura. Detestable, en otras palabras. ¿Qué sucede en ese momento donde todo lo que se escribe se siente una simple porquería?
señal imprecisa que recorre mis manos y devela la oscuridad milimétrica que aferrada a los huesos pica y zumba la lumbre en el centro de la intimidad enardece al vientre y la tempestad resuena dentro muy hondo un cuerpo tirita acompasado a su propio grito que alguien hurgue este enmarañado rostro
para qué mentir: la mañana se anuncia como guerra imposible cuerpo revestido de sueño claridad en los ojos como vestigio y estas manos en posición torrente adormiladas, bandidas y ajustadas a la almohada presiono entonces el botón de cólera y me abandono aún más al delirio cuánto quisiera tomar fuerzas que no existen e ingresar con sarcasmo al pleno día ¿hay algo más difícil que comprender el misterio del cuerpo a las ocho de la mañana? para qué mentir: el corazón es un ovillo de sueño, apretado junto al colchón dormir dormir quiero todo el día