Ese instante de abrir el blog y leer la última entrada y sentir el deseo enorme de borrarla. Y entonces las manos, presurosas, editan el archivo y desaparecen cualquier evidencia de aquello que es basura. Detestable, en otras palabras. ¿Qué sucede en ese momento donde todo lo que se escribe se siente una simple porquería?
Tobías
La luz, que ingresa por la ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta, suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras de la mano de alguien a quien uno ama.
Comentarios
pd. hay poemas increíbles en este blog... me acuerdo casi de memoria el de "adviene una voz que más que consolar /devela que esconder es un signo de abandono /también escribir"
tenete paciencia, vero! abrazo
Querida Ro, la paciencia en esto es casi una utopía, al menos para mí. Aunque hay días que la tengo bien alta, menos mal que va y viene, un vaivén de paciencia e impaciencia.
Gracias por estar ahí, siempre leyendo bajito, besotes enormes.
Muchas coincidencias he encontrado en este texto muy acertado.
Saludos.
Sí, un sentimiento de rechazo algo raro. no?
Gracias por compartir, a los dos
Saludos