Ingresar a ese centro que duele tanto y buscar la cáscara, la cicatriz; porque debajo de esa carne algo golpea duramente. Entrar sin permiso y arrancar con fiereza la amargura. Decir basta a esta mudez que no nos deja vivir.
Para aliviar un poco al cuerpo busco en la alacena un té de "galleta y jenjibre" y lo saboreo en silencio, hasta sentir que los dedos dejan marcas en las asas. El té cura, o al menos me calienta. Me sobrepongo un instante y empiezo a decir cosas en voz alta, como si yo misma necesitara escucharlas una vez más, para que por fin se cumplan y los caminos se abran otra vez.
Transitar por una nueva niebla, pero no por eso temer a esa gris oscuridad que no me deja ver la realidad. Cruzar el laberinto, si acaso el laberinto es el verdadero camino al encuentro.
Olga Orozco tiene unos versos justos para este sentimiento: "Escarba, escarba en donde más duela en tu corazón. Es necesario estar como si no estuvieras." Siempre ella tan exacta. Esto llega luego de hablar con una gran amiga, ella me la envió. Son dos versos que definen mi situación. En otras palabras, me toca hacer la guerra pero conmigo misma.
Comentarios
estas oscuridades tiene algo de las sombras del poema que le{iste, gracias por tu visita
será que estos bordes de abismos o neblinas interiores, las fabricamos sin propuesta pero con causa? por eso la lucha que propone Orozco,aceptarlas y partir de allí para ser uno/a
besos
abrazos de colores
Beso enooorme!!!
Gaby: Ese apoyo a la distancia me da una fuerza enorme. Yo también te quiero. Gracias por tus palabritas
Mauricio, te agradezco tus constantes lecturas. Abrazo