Tobías
La luz, que ingresa por la
ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos
sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están
quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está
silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta,
suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo
larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras
de la mano de alguien a quien uno ama.
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