cortar milimétricamente
los pechos azorados
las piernas huesudas,
el reborde de la cintura que no cede
que no pide ningún tipo de misericordia
la navaja toma filo y hace un tajo entre estos dedos
que me ayudan a moverme en la intemperie
a tantear el suelo extendiendo con fino recelo el oído
el cuerpo que es también frialdad, el órgano indispuesto
salobre síntoma de que allí no hay que nadie a quien desear
la que una vez estuvo dejó sus retazos
las partes íntimas, adoloridas e informes

cortar milimétricamente
la lengua que balbuce el desastre
erguir de manera precisa el cuchillo
para que la mano no tiemble
al momento de hacer la herida
si estos dedos fuesen benditos
escribirían en pos de una danza
de la piel hecha jirones entre otras manos
de mi piel materna sufrida y destetada
de esa tierra que hoy no me contiene
por eso las palabras surgen de ese lugar
donde volver significaría contagiarse otra vez
de nuevas pérdidas

cortar milimétricamente el corazón
para que ese primer pálpito
que abre y cierra la boca
se silencie y permita
que esta ausencia
deje de sentirse
como un amoroso latido
y un acto de supervivencia

Comentarios

ro ha dicho que…
vero... te leo extraña y ojala no estuviéramos tan lejos. abrazo enorme a tus letras y cada uno de tus huesos
Verónica Cento ha dicho que…
¿Extraña mal o extraña bien?
Otro abrazo para vos, nena!
ro ha dicho que…
extraña de extrañeza, de extrañitis aguda... ahí subí lo de malú que te contaba hace unos días. "daría un brazo para no sentir esa falta… daría un brazo, pero no el brazo con el que escribo."

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