Córdoba, 08 de agosto de 2011


Preparando las valijas para ausentarme un poco más profundo de mí misma. Más al sur del corazón, para que nadie me encuentre. Reencuentro con viejas amigas, grandes amigas, grandiosas amigas. Una semana de paz. ojalá se extienda más allá del lunes. Qué viajo tan raro, me digo. Desde que llegué no hice más que merodear terrores a los que no quiero volver: la mano escarbando la tierra, buscando la humedad que hace falta a su vida. Humedad que riegue la aridez emocional. Eso.Que venga el agua y riegue el cuerpo. Que emancipe la noción de hambre y de soledad. 
Un viaje raro, porque todo el tiempo me he sentido sola, a pesar de que he tenido a mucha gente a mi lado.Hemos conversado sobre el tema, pero dentro de mí, algo galopa a cada instante. Un animal que parece estar atado a un árbol apenas con una débil soga, y al menor susurro, va a salir desesperado a buscar libertad. La huida no conduce a ninguna parte. Por ahora hay que enfrentar los miedos, las inseguridades y los terrores. Conducirme hacia el otro lado de la orilla, el cual no conozco. Quizás me espere un jardín.

Comentarios

Cecilia Olguín ha dicho que…
cuanta identificación. te vengo leyendo, me dan ganas de acompañar tu emoción.
enfrentar el camino. ¡que logres el jardín!
sin conocerte, te abrazo virtualmente, sabiendo qe qizas no sirva demasiado para la compañia pero bueno...
Verónica Cento ha dicho que…
Claro que sirve, Ceci. Gracias por tus palabras. Me hicieron muy bien. Abrazo.
Javier F. Noya ha dicho que…
Sembrar y esperar, ésa es la tarea. Sin cuidado y regadío, sólo crece la maleza. Recuérdelo. Besos.
Verónica Cento ha dicho que…
Gracias, Javier. Un abrazo.

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