iv
Leo a Marosa di Giorgio y pienso: qué nombre tan bello, qué suculento nombre, cómo no llamarme Marosa y escribirme, poéticamente, en un papel.
Sus prosas eróticas parecen ser una búsqueda del lenguaje, algo raro. No es la búsqueda que pudo haber hecho Pizarnik, parece estar sujeta a otra cosa. Claro, todos los poetas buscamos algo, siempre estamos esperando la llegada de algo nuevo, algo que nos toque y nos estremezca. Pero Marosa tiene otra magia, no sé si es mejor poeta que otros que he leído, pero algo nuevo me está brindando.
Comenzó a llover, silenciosamente. No quiero salir. Quiero estar en casa, disfrutar su cercanía, su oscuridad creada en los rincones. Quiero dormir.
Comentarios
realmente su sonido se envuelve
como tela de nube
ya el nombre te pertenece
salu, escribiente!
A veces el dormir nos permite no pensar en ciertas angustias. Aunque también en los sueños, están los otros demonios que aparecen, para modernos los pies, silenciosamente.
Gracias y saludos!
un gusto verlo y oírle decir esas cosas sobre Marosa. un abrazo.
qué podría decir yo
de Marosa?
(me gusta pensar que ese libro duerme en tu biblioteca porque un pajarito te lo regaló)