Quizás ser otra, en el espejo, sea sólo el comienzo de algo verdaderamente grande. Miro mi rostro ante el vidrio roído y pienso: esa es ella, la más hermosa, la verdadera. Luego tiemblo de miedo, de desesperanza, de pensar que aquel reflejo no será eterno, y que luego volverá mi rostro a posesionarse de este cuerpo. Temo que venga alguien después de mí y tome ese otro rostro como propio. Tengo miedo que me devoren las oscuridades de otra.
Tobías
La luz, que ingresa por la ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta, suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras de la mano de alguien a quien uno ama.
Comentarios
M10
Saludos.
M.
Che, no esperes para leer a Clarice. Hacete socia de una biblioteca de Venezuela; deben tener varios libros de ella. ¡Te va a encantar!
muy buen texto!
quizás no sea tan malo convivir con la otra...entre ambas pueden espantar los miedos y descubrir que el espejo no es más que la gracia de ambas reflejada y sus espantos,entonces sera más fácil reconocerse duplicadas en una y aceptarse entre si como dos partes que compensan gracias y espantos
besos amiga
María Elisa: Bu...jejejjeje
Max: Creo que el espejo puede convertirse en un arma de doble filo. Sí te creo. A mí me ha pasado y me pasa. El rostro en el espejo en el mayor peligro. Gracias por la lectura.
Lore: Qué lindo verte por acá, nena. Sí. Es cierto. El tema de los gestos, la creación de otra mirada, el arrebato de los ojos y el movimiento de la boca frente a un espejo...uno juega mucho de niño frente al vidrio. En verdad la niñez es el paraíso perdido. Besos.
Es muy cierto Mabel. Es como aquel dicho que dice que cuando uno acepta el problema puede convivir con él. Estoy de acuerdo con ello. Sin embargo, no deja de ser difícil ese encuentro rostro con rostro, a diario, como si alguna de las dos esperara a que la otrale juegue sucio.
Besotes.