Gracias, Verónica. Por tu homenaje a Don Mario y su "No te salves" (esta versión con Miguel Ángel Solá es sencillamente hermosa). La poesía ha logrado salvarme (del abismo, de la nada) tantas veces. Esta vez, que pretendía salvarme (de la vida), justo hoy, precisamente hoy, Don Mario me salva (de mi exilio de mí misma). Gracias; recordaré este día cada vez que quiera salvarme. Gracias, Don Mario por siempre, gracias Verónica.
Muchas gracias a vos por ese mensaje tan hermoso. La poesía me salva todos los días. Pareciera que siempre nos dice al oído del peligro del abismo, del peligro de quedarnos secos ante tanta palabra. Nos sacia y a la vez nos desborda. Don Mario es un maestro. Saludos.
La luz, que ingresa por la ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta, suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras de la mano de alguien a quien uno ama.
me dije esa noche: a escribir hasta que los dedos ardan pero la mecha de mis manos se fue apagando y pensar que por horas fueron un cincel pero de pronto la llama declinó en lamento y en estampida mi voz se quebró dentro y las palabras unas a otras se dijeron: ya es hora de detenernos y lloraron interminablemente una sobre el hombro de la otra hasta que al fin amaneció y una vez más brillaron y yo retraída me dije: a escribir hasta que los dedos se apaguen
escribir no salva de la oscuridad más bien habitúa a mirarse en el espejo hasta diluirse el camino a casa será largo y las palabras se convertirán en humo cuando se aproximen al corazón de ese bosque el rostro desde la maleza alzará la boca y pedirá clemencia
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Besos
Muchas gracias a vos por ese mensaje tan hermoso. La poesía me salva todos los días. Pareciera que siempre nos dice al oído del peligro del abismo, del peligro de quedarnos secos ante tanta palabra. Nos sacia y a la vez nos desborda.
Don Mario es un maestro. Saludos.