La otra
De la mano al espejo
sólo existe una sombra
ceñida de espanto
el miedo a la otra
es tan áspero
que a tientas
recorro el vidrio
sin embargo
me toma de la mano
y yo entro
temblorosamente
de a ratos nos miramos
como arrepentidas ambas
del encuentro
su voz
proviene de ese lugar
al que nunca he vuelto
de la otra me llevo su luz
Comentarios
No temo al tiempo de las evidencias.
Lo que hice ya fue
y nada revocará mis palabras.
Queda poco tiempo
el sexo declina lentamente
pero los ojos declaman
a las espaldas tersas.
Poco me pueden arrebatar.
Nada mío que no tuvieran ya
mis ancestros trilobites.
Sólo saber que mi luz y sentidos
llave de vórtices
es volver a ser
algún eón después de los gusanos
simple polvo de estrellas.
ahora digo más silencios que palabras cuando escribo. muchos abrazos queridos.
Pasé por tu blog y me gustó mucho lo que vi. Te agregué entre mis links. Agradezco tu lectura y esta visita. Saludos.
No siempre las intenciones prevalecen al momento de la escritura. Pero si tengo que hablar de lo que pensaba al momento de escribirlo, te diré que simplemente en mis propios demonios; esos que a simple vista no están, pero que a pesar de todo viven con nosotros a diario. Esa era la idea primera. No sé cómo se entiende. Saludos y gracias por el comentario.