Ábrete cuerpo y hazte piedra que choque contra la flor. Nunca piedra contra piedra. Siempre soltará chispa y aquí dentro necesitamos dejar de navegar. La costa que nos ampara es, también, ésa que nos arroja, una vez más, mar adentro. Cuando busques sombra no saques los trapitos a la hora del sol del mediodía. Cuando busques paz, duerme profundamente debajo de la uva de playa más cercana. Di el nombre más rotundo que tengas en tu boca. Deja que crezca el sabor amargo de la palabra adiós y recoge el equipaje.
Alborada
i qué habrá sido del hombre que me mordió la boca hasta sangrarme ii no sé mi nombre de memoria porque siempre me olvido aquél que tiene olor a infancia iii soy una mujer dolida sin nombre me contemplo ante el espejo y ambos nos descubrimos huérfanos iv he caminado por los jardines más esplendorosos pero nunca como esa mañana en que vos y yo conocimos la ternura. v te vi y algo en mí te pronunció bajito vi tu nombre me recorre el cuerpo tu cuerpo me recorre el nombre vii mi palabra es un gran árbol que echó raíces en tu nombre
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