Miedo de la liberación, de Clarice Lispector.

Si me detengo demasiado mirando Paysage aux oiseaux jaunes (Paisaje de pájaros amarillos), de Klee, nunca más podré echarme atrás. Valor y cobardía son un juego que se juega a cada instante. Asusta la visión tal vez irremediable y que tal vez sea la de la libertad. El hábito que tenemos de mirar a través de las rejas de la prisión, la comodidad que trae aferrarse con las dos manos a las barras frías de hierro. La cobardía nos mata. Pues existen aquéllos para quienes la prisión es seguridad, las barras un apoyo para las manos. Entonces reconozco que conozco pocos hombres libres. Miro de nuevo el paysage y de nuevo reconozco que cobardía y libertad estuvieron en juego. La burguesía total se derrumba si se mira Paysage aux oiseaux jaunes. Mi valor, enteramente posible, me amedrenta. Comienzo incluso a creer que entre los locos hay quienes no lo están. Y que la posibilidad, la que verdaderamente es, no es para ser explicada a un burgués cuadrado. Y a medida que la persona quiera explicar se va enredando con palabras, podrá perder el valor, estará perdiendo la libertad. Les oiseaux jaunes no pide ni siquiera que se lo entienda: ese grado significa más libertad todavía: no tener miedo de no ser comprendido. Mirando la extrema belleza de los pájaros amarillos calculo qué ocurriría si yo perdiera por completo el miedo. La comodidad de la prisión burguesa tantas veces me golpea la cara. Y, antes de aprender a ser libre, yo todo lo aguantaba-sólo para no ser libre.
Comentarios
Voy a pasar por allá. Saludos
Besos!