Hola Verónica. El llanto, para mí es un gran liberador, tan sano como mearse de la risa, aunque algunos piensen lo contrario. Tal vez, no es la solución al miedo, creo que lo único que lo soluciona un poco es la movilidad ya que el miedo es inmvibilidad por naturaleza. Sigue en la travesía de escribir, por favor. con respecto al comentario que hiciste en mi blog quiero decirte lo siguiente: Yo también hice antes de graduarme un taller literario con adolescentes y me fue bien. Me divertí a mares y el resultado fue interesante. Incluso, surgieron cosas que yo no tenía previstas y que siervieron para mi trabajo de tesis. Te recomiendo hacer una buena selección de textos literarios(poesía y cuento), que sean breves y muy dinámicos. Actualmente, estoy planificando, junto con una amiga, una actividad para niños. Consiste en llevar a ellos la magia de la literatura y que le den rienda suelta a su imaginación, que sean libre, que sean ellos mismos. Luego te cuento cómo avanza eso. Saludos. María E.
Dejar que el barco se pierda en el mar. No salvar la vela rota. No darle sutura. Ver, lentamente, cómo las últimas partes se hunden en la más oscura noche. Pasar las manos, a modo de caricia, sobre el cuerpo yerto y húmedo. Desprender. Degollar. Hacer dormir un barco en la más terrible oscuridad y sentir paz.
No tengo dónde sostener la casa. Toda tierra es deleznable, toda tierra se derrumba. Pienso una casa en el aire, una morada abierta por donde transite el viento. En sus grandes agujeros anidarán las palomas. Mi madre llenará los vacíos dejando caer semillas desde su delantal ligero. Habrá latidos de perros y llegarán las tinieblas mucho después que el silencio. En el umbral de la puerta, mi madre vestida de blanco, recibirá el mensajero. Todo se copia a sí mismo. Todo se refleja en un espacio perdido. El pájaro copia otro pájaro. La vida copia otra vida. Quiero mirar el pájaro caído desde lo alto, mirar comienzos de vuelo, alas en ejercicio y aquel aire que se copia de otros aires más ligeros. Voy contando los comienzos. En el sitio más fecundo mi madre se echó a dormir. El hambre me va acosando. Un hambre de cosas vivas. Mi madre inventa unos brazos que se alargan memorioso. Miro mi sitio vacío, clamo por el olvido. La claridad de mi madre comienza a copiar la sombra. Tengo un ojo q
La luz, que ingresa por la ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta, suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras de la mano de alguien a quien uno ama.
Comentarios
con respecto al comentario que hiciste en mi blog quiero decirte lo siguiente:
Yo también hice antes de graduarme un taller literario con adolescentes y me fue bien. Me divertí a mares y el resultado fue interesante. Incluso, surgieron cosas que yo no tenía previstas y que siervieron para mi trabajo de tesis.
Te recomiendo hacer una buena selección de textos literarios(poesía y cuento), que sean breves y muy dinámicos.
Actualmente, estoy planificando, junto con una amiga, una actividad para niños. Consiste en llevar a ellos la magia de la literatura y que le den rienda suelta a su imaginación, que sean libre, que sean ellos mismos. Luego te cuento cómo avanza eso.
Saludos.
María E.
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l.a.a
saludoss