Hijos de su madre
A vos, Romina, porque detrás de nuestras conversaciones siempre rondan los fantasmas hijos de su madre ellos que tiritan bien adentro que gimen una vez más en busca de mi boca en busca de estos pechos pero como me falta tanta misericordia se acurrucan pariendo odio golpeando el rostro para que hable y mugen encabritados y arañan mi cuerpo hijos de su madre ellos todos inclusive él que habita en la hora del sueño y me desvela a mitad de la noche y al oído con mis ojos ya muy abiertos columpia el cuerpo hacia la sombra del corazón para que nunca desate este cuerpo del suyo y para que mi lengua quede recordándolo una vez más en medio de la siesta