Qué hace la lluvia en los cuerpos desnudos, me pregunto. Qué hace la lluvia en mí, hoy, que no hago nada más que mirar llover por una ventana cerrada. Qué hace la lluvia en los cuerpos cerrados, y en aquellos que fueron poseídos por las sombras. Qué hace la lluvia sobre lo oscuro.
Qué hace esta agua que sólo cae, cae de a golpes sobre un suelo seco.
Comentarios
Julio, sudestada,
llueve en Calcuta,
sequia en Calihari,
época de finales.
Puedo, con mi lengua, trazar una línea,
atravesando el ecuador de tu vientre.
Siento temblores de luna,
escucho un tumulto de sirena.
Me quedaré aquí un minuto,
ocho horas o la eternidad,
observando como crece tu diámetro,
del follaje de mi sombra.
Abrazaré tu piel crecida, aún mia,
mientras, ella, baila con Lisa,
en un cabaret de Berlín,
y te vienen pulsiones de luz.
Otra vez julio,
hace frío en el parque,
hamacas vacías de chupetines,
recortadas de ojo de buey.
417,
un número clavado al marco de la puerta,
que estropea las rimas,
y presagia mi futuro de tiburón.
La noche esta serena,
alguien abrió el domo del observatorio,
una estrella le regalará luz y sueños,
medidas de fuga y fotones.
Llueve en Lisboa,
cambia la marea, fuma el Vesubio,
se abren las compuertas de tu dique,
otro agua fertil que nos inunda el patio.
Y hoy, hace tanto de hoy,
tus valles de cuencos cálidos,
se me han secado de espinas;
en tu piel regalada.
Aunque quizá esas manitas,
escondidas de cuentos y vientos,
que ahora me ganan pulseadas,
sean las que me entierren.
2000
No escuchás la lluvia repicar en los latones,
la radio interrumpe blues y entrega danza de iones,
se me eriza el pelo de la nuca.
¿Caerá un rayo
o es tu boca que me besará,
como a cualquiera,
en la mejilla?
Las gotas se disfrazan de clepsidras en el estanque.
Mburucuyas replicadas en los prismas del tus niñas.
El colibrí abreva en las flores del jardín.
El viento me trae aroma a frutas.
¿Se ha bañado el limonero o
son tus efluvios de niña
en alquimia de agua de cielo?
El arco iris se enreda en las antenas,
olor a panqueques de la anfitriona;
Se me ha desparramado el bolígrafo.
¿Querrá escribir lo que yo no me atrevo?
El gorrión robó más alpiste del abrevadero sin jaula.
Al pino le sangran ansias de inciensos.
su desdicha, compañera, no es la mia.
¿Tendrás que saberlo?
No. No tentemos la paz de los arcanos.
Sigo extrañando ese perfume que nunca me deleitó.
¿Parará de llover?
¿O esperarán a que termine mi delirio?
Si dejara de llover aquí adentro, la melancolía inventaría días nublados. Abrazos.
La semana pasada, leí en menos de una hora tanta lluvia que estoy todo mojado todavía. Que merma. Ahora me seco y sigo rebujando por acá.
L.
¿Se acuerdo de aquellos tiempos? ¿no eran lindos acaso? desde que leí un par de cosas de esa época me entró como una nostalgia rara...
Gracias por jugar y jugar con las palabras, siempre.
Yo entro poco a los blogs, lo confieso, grabo y grabo direcciones pero siempre entro a las mismas. Creo que eso debe cambiar. Prometo meter la nariz en tu blog en estos días. Besote.