donde nacían moscas
y temores inauditos
un cuerpo en blanco
aún sin escribir
siempre
tiritando
de mis pechos
crecía una patria
marcándome la piel
y un pequeño limbo
me sostenía.
el cuerpo
era un trasfondo
un dolor punzante
depositado
en mi vientre
un gran martirio
nacido del pasado
inentendible.
yo era
una hecatombe
encendida
mis ojos eran
una esperanza
irrepetible
mezclados
con la hojarasca
del día.
y
la escritura
era un cuerpo caliente
despertándose a diario
entre mis manos.
Atardece y salgo a la puerta de mi casa a encender las luces. Camino despacio, recortando la distancia que hay entre cada farol, y en un acto casi sagrado, doy luz a la posibilidad de esta noche. De fondo, un cielo rojísimo: tropel que arriba con toda su furia, pero nunca lastima. Estos caballos, mansos como el arroyo, se alimentan de la hierba de mi hogar. Forman parte de este paisaje. Aquí nadie te quita el aliento, salvo la noche. Por momentos, me parece poder oír el diálogo entre los árboles y el frío de esta noche. Escribo con frío, mientras mis manos deliran.
Comentarios
"y
la escritura
era un cuerpo caliente
despertándose a diario
entre mis manos".
Saludos...
y oscurida
tu poema
primaveras... raras no?
salut!
acaso
hojas en blanco
al acecho de la pluma adecuada
de la palabra correcta?
Me gustóe el poema!
Saludos
Ezequiel
www.unarazonparavivir.com.ar
me gustó lo de las moscas que nacen en el cuarto oscuro, el cuerpo en blanco aun sin escribir y, sobre todo, la escritura como cuerpo caliente despertándose en las manos.
Un beso y sigo pasando.
Saludos
Este poema tiene sus añitos pero le tengo cariño. Saludos
Qué lindo verte por acá loquillo lindo. Besos
Saludos
Me gustó mucho tu blog. besos
¿que mas agregar?
lo has dicho todo...
beso
marcelo