escribo con la espalda recta
y con los ojos hundidos en el rostro blanco
el papel yace en la mesa como aturdido
esperando mi señal para empaparse
lo rozo tentadoramente
le digo cosas al oído
y su ropaje parece encenderse de miedo
escribo como si el papel fuese un cuerpo durmiente
y mi labor fuese despertarlo de un gran sueño
para lograr abrir el manto que lo cubre
y por fin darle un nombre
Comentarios
Un abrazo.
Felicidades, te seguiré leyendo.
beso