Hace días me compré un cuaderno para pintar con acuarelas. Lo primero a lo que di vida es a un fondo selvático, con unos monos entre unas hojas inmensas. En el proceso de colorear cada hojita, algo se movilizó dentro de mí. Aquello que reverdece también me permite respirar. El pasado es un hacha en manos del demonio: cuidado con el tronco que deja uno a merced de los miserables. Entonces, ¿con qué témpera se cubre el miedo?
Fragmentos de diario
2014-
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