usted me dijo al oído:
una inútil casualidad
enhebró su vida con la
mía
mi cuerpo no entendió
tal insensatez
y en ambos
el temblor
el ardor
el preámbulo del
deseo
quiere tatuar en este cuerpo
su nombre
como si en verdad pudiese
levantar un territorio
en un lugar vedado
comido por los lobos
usted me dijo:
ansío el relámpago
y yo dije
quiero todo cuerpo
sobre el mío
su cabeza sobre este
brazo
su mirada sobre mis
senos
y su amor
en el vértice
en la esquina
a lo lejos
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gustazo, resalada!
Las cosas que pasan, y una tan indefensa...