Yo creo que sí, que definitivamente Clarice estaba en pleno trance. Era una fiel perseguidora. Me encanta su boca apenas entreabierta, los ojos cerrados, buscando lo imposible...y esa máquina de escribir entre sus piernas. Una fotografía hermosa. Ayer un amigo me comentaba que Clarice escribía en la sala, junto con sus hijos alrededor. Me cuesta creer que tanta maravilla haya sido creado en un ambiente así.
La luz, que ingresa por la ventana, mueve el mundo didáctico y emotivo de mi hijo Tobías. Parlan las manos sobre el papel. Nada es tan importante como entender que los sonidos están quietos sobre el agua. Aunque una quiera moverla, alterarla, ella está silenciosa, como abstraída de su entorno. No sabe decirlas, pero intenta, suelta “lenguaradas”, transforma un perro en guau guau. La música de fondo larga destellos de felicidad, de armonía, como si la vida fuese ir de compras de la mano de alguien a quien uno ama.
una mujer que mira al sur posee una tristeza en el rostro en miniatura toda ella es una figura raída imposible de precisar nadie sabe qué le duele pero su figura parece dormir un largo sueño una mujer que mira al sur camina hacia un puerto invisible y errante levanta la mano como quien saluda a alguien que se va sola navega las calles con una soledad insufrible una mujer que mira al sur tiene ganas de partir siempre
Atardece y salgo a la puerta de mi casa a encender las luces. Camino despacio, recortando la distancia que hay entre cada farol, y en un acto casi sagrado, doy luz a la posibilidad de esta noche. De fondo, un cielo rojísimo: tropel que arriba con toda su furia, pero nunca lastima. Estos caballos, mansos como el arroyo, se alimentan de la hierba de mi hogar. Forman parte de este paisaje. Aquí nadie te quita el aliento, salvo la noche. Por momentos, me parece poder oír el diálogo entre los árboles y el frío de esta noche. Escribo con frío, mientras mis manos deliran.
Comentarios
me gustó mucho este poema Vero...un abrazo
Gracias Javier, un abrazo.
Besos.
El clic de la foto la despertó?
Clarice, Clarice.
Me encanta su boca apenas entreabierta, los ojos cerrados, buscando lo imposible...y esa máquina de escribir entre sus piernas. Una fotografía hermosa.
Ayer un amigo me comentaba que Clarice escribía en la sala, junto con sus hijos alrededor. Me cuesta creer que tanta maravilla haya sido creado en un ambiente así.
Carrión, te me vas a Baires!!!