Atardece y salgo a la puerta de mi casa a encender las luces. Camino despacio, recortando la distancia que hay entre cada farol, y en un acto casi sagrado, doy luz a la posibilidad de esta noche. De fondo, un cielo rojísimo: tropel que arriba con toda su furia, pero nunca lastima. Estos caballos, mansos como el arroyo, se alimentan de la hierba de mi hogar. Forman parte de este paisaje. Aquí nadie te quita el aliento, salvo la noche. Por momentos, me parece poder oír el diálogo entre los árboles y el frío de esta noche. Escribo con frío, mientras mis manos deliran.
Comentarios
la batalla interna
la aceptación que al fin una es más fuerte
vero: pocas palabras pero la dualidad queda super clara
me ustó mucho
besos amiga
Me gustan mucho tus poemas cortos.
Excelente, como siempre.
Un abrazo.
Hblamos otro cosa te cuento, yo toco piano toco guitarra, y canto, y componia canciones, ago comida a los animales, perros y gatos.
Te agradezco nuevamente por esta visita. Saludos
Me gusta este tema. Me gustaría poder crear una buena unidad en referencia a este tema: el doble, el otro o la sombra.
Un gustazo verte. Beshos
Besotes
Voy a pasar más tarde por tu blog. Saludos.
El nombre de Tecladista porque toco teclado.
Bienida a mi blog en el republicar sigue mi nombre tecladista, disculpa la molestia.