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Mostrando entradas de febrero, 2009

Sobre el cuerpo

El cuerpo reposa sobre un témpano de fuego. Extiende sus vísceras sobre una cama húmeda; y respira. Habla desde una voz hambrienta y fuerte. No conoce más que el miedo; y desde este habla. Mi cuerpo es un muerto que a veces despierta sólo para avisarme que aún respiro; que no deje enterrarme junto a esos restos. No tengo razones suficientes para explicar el porqué lo abandono, dejándolo allí como un animal con rabia. Pero ojalá éste tuviese rabia desmedida, así me mordiera a diario, permitiéndome encontrarte un poco más. El cuerpo se viste de sombra para que lo sienta. Se acurruca dentro de mí; se abraza a mis costillas, a la carne, y a las palabras cadavéricas que me sostienen. Se vuelve casi imposible de vivir, pero a pesar de todo lo tomo con una fuerza desconocida y lo ato a mí para que no se pierda. Lo miro en el espejo con las mismas ganas con que se mira al otro. Lo observa palpitar frente al vidrio. Intento rodearlo con estos brazos largos e inapetentes, a ver si por fin se ata

Susana Thenón

ELLA DE MADRUGADA (ella se tocó las manos). De madrugada, apenas. Ella recuerda que nada importa aunque su sombra siga corriendo alrededor de la noche. Algo se detuvo en algún momento, algo marchaba débilmente y se detuvo en algún momento. Ella tembló como un sonido congelado entre los labios de un muerto. Ella se deshizo como un recuerdo convocado hasta la saciedad. Ella se inclinó sobre su respiración y comprendió que aún vivía. Se tocó la libertad y la dejó escurrirse como una pequeña noche. Se anudó la angustia alrededor del cuello y recordó su color extraviado. Ella mordió a ciegas en la oscuridad y escuchó gritar al silencio. Y aprendió a reírse del olor a tiempo que despedía su sangre. De noche (ella se cortó las manos). De noche, apenas. Ella recoge su pequeño crepúsculo. Ella sueña en la erección de la rosa. Susana Thenón. Argentina , 1935-1991. Poeta, traductora y traductora.
i arderé hasta que el demonio interno se vuelva cenizas en estas manos ii si no quemo mi velo demencial no podré devolverme a la noche y el día será inmensamente nostálgico iii fuego de este cuerpo y cenizas de esta hoguera serás ya no me quema tu palabra iv todo infierno tiene un giro demencial uno reviste el alma luego de volver de la oscuridad v quemaría todo esta muerte en la hoguera más terrible con tal que el demonio se extinga vi el humo del infierno empaña el camino del regreso hacia mi vida vii hablaré el idioma del fuego para aprender el idioma de la oscuridad

Para que el cuerpo hable

para que este cuerpo hable es necesario que hurgue la tierra con estas manos vírgenes y busque allí su propio alimento hablo con un cuerpo seco con la intención de que mi boca se humedezca por fin toco un cuerpo que no es mío y para hacerlo propio basta con abrazarlo